Quiero que palpites en mi boca y
sentir cómo te derramas furioso como tempestad y caliente como magma en mi garganta
mientras me saboreo cada una de tus pulsaciones mojadas que me llenan cada espacio
de mi boca sedienta y hambrienta de ti. Quiero comenzar rozándote tu punta
redonda y afilada con mi lengua para darte esas cosquillas que te hacen reír y quejarte de
agonía al
mismo tiempo. Quiero seguir lamiendo tu tronco duro y erguido, tan orgulloso,
tan altivo, tan insolente y pedante que se alarga ante mi cara y mis ojos con
el aire de la victoria que ya sabe ganada. Quiero mordisquear tu miembro
carnoso, sabroso y radiante y succionarlo; saborearlo lentamente y esconderlo
en mi boca hasta tragarlo entero. Quiero comer de tus frutas colgantes maduras
y jugosas; llenas de pulpa y vida, saboreando su redondez y suavidad hasta que
me aprenda cada zurcido de tu saco que esconde parte de tu hombría tan curiosa
y sensible para ti. Quiero que empujes mi cabeza en tu carne hasta que me
saques el aire cuando choques con las paredes de mi garganta, haciéndome toser
y jadear mientras envuelvo tu hombría en mi saliva hasta regurgitarte solo para
atragantarme de ti otra vez, una y otra vez. Quiero llenar mi boca de tu néctar
que sabe a leche y miel y saborear cada una de tus pulsaciones que bailan en
mis labios, mi lengua, mi garganta y mi boca entera. Hoy te quiero en mi boca
hasta que me lo des todo y con un alarido me grites que no puedes más.
jueves, 26 de abril de 2012
jueves, 19 de abril de 2012
Mis pezones en ti...
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Me encanta enterrarte mis pezones duros y
excitados en tu espalda, mientras
te apreso
con mis brazos a la vez que le hablo al olor
que emana de tu cuello
con atrevidas
palabras que entran por tus oídos y te llegan
a tu virilidad que
se erige atenta y en espera
de mis órdenes. Me encanta dibujarte el
cuerpo con
mis pezones que se endurecen
ante tu contacto y llaman tu nombre alertas y
ansiosos de tu roce, tu toque, tu gusto y tu
comida. Me encanta pasear mis
pezones por
tu cara y tentarte, tirándolos en tu cara como
carnada que has de
morder hasta quedar
preso; jugando con tu boca que se abre para
tratar de
atraparlos mientras sonrío con
malicia y placer. Me encanta meter mis
pezones
en tus ojos cerrados y posar la
carne de mis tetas por tu cara mientras dejo
caer el peso de mi pecho en tu fatiga. Me
encanta meterte mis pezones en tu
boca
hecha saliva, desesperada de hambre por
comerlos, por chuparlos, por
lamerlos, por
mordisquearlos con tus dientes y tus muelas
como si de ellos
fuera a salir tu vida y tu
sustento. Me encanta meterte mis dos
pezones en tu
boca; los dos a la vez, para
ver cuánto alcanzas a comer de una
bocanada. Me
encanta rozarme mi sexo
sudoroso en tu pecho mientras te hago que
comas mis
senos carnosos y jugosos que te
enloquecen y que hacen que sienta una
vibración
tortuosa en mi vulva que quiero
rascar contigo. Me encanta pasear mis
pezones
por todo tu cuerpo, encontrar los
tuyos y hacerlos pelear a duelo con los míos,
sacando gemidos de tu boca y de la mía, al
unísono, como padeciendo de una agonía
que nos hace agonizar. Me encanta bajar por
tu vientre acariciándote con mi
dureza hasta
encontrar la punta de tu estatua erecta para
danzarle con mis
pezones y mojarlos con la
humedad que sale de ti cuando estás
excitado. Me
encanta espetar mis pezones
en tus testículos duros y sensibles,
despertándolos, acariciándolos y
excitándolos con la oscilación de mis pechos
desvergonzados. Me encanta darte a probar
mis pezones y hacértelos comer. Me encanta
cómo mis pezones se conocen tu cuerpo de
pies a cabeza.
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tetas
martes, 17 de abril de 2012
ALLI TE QUIERO!
Te quiero allí, allí donde
quieres estar tú; allí donde sabes que estallaré en tu
cara y te la embarraré de mi esencia pura. Te quiero allí, allí donde
ansías estar con tu boca, allí donde quieres hablarle a mis labios callados y
hechos charco y espuma blanca. Te quiero allí, allí donde sabes que si hablas
encontrarás eco en tus palabras; harán eco en mi túnel que termina hecho gemidos en
mi boca. Te quiero comiendo desesperado, comiendo desenfrenado, comiendo tu
primera y tu última cena, comiendo como si el mundo se fuera a
acabar para ti mientras te hartas de ese manjar dulce. Te quiero allí, allí en
mi volcán en erupción, allí en donde se separan mis puntos cardinales y me uno
en el sur que buscas perdido, sin brújula y sin norte; sin querer regresar a
donde comenzaste tu viaje por mi cuerpo. Te quiero allí, allí en donde te has
imaginado bebiendo y embriagándote tantas veces, allí donde sabes que me harás desfallecer
y entregarte mi voluntad para que puedas seguir tus deseos de conquista. Te
quiero allí, allí para llenarte la boca y la cara de esta desfachatez que te
encanta y que te tiene hechizado, adicto, loco. Te quiero allí, allí en mi fosa
que brinda la felicidad inagotable para ti y para mí cuando me das lo que
pido y te doy lo que anhelas. Te quiero allí, allí metido sin parar hasta que
te lo ordene con mis chillidos y quejas palpitantes, hasta que reviente una y
otra vez en tu lengua que se ha metido dentro para buscar el manantial que la
sacia. Te quiero allí, allí mientras te miro y te ayudo con mis manos; te
quiero gruñendo mientras te tragas mi zumo que exprimes con tus labios
torturantes. Te quiero allí, allí hasta que caiga rendida, lista para tu
próximo azote fuera de tu boca.
domingo, 15 de abril de 2012
Llueve
Spank Me by Jindra Noewi
Hoy llueve. Llueve
afuera y el cielo nublado siempre me pone así, alerta, me despierta
las ganas que se crecen mojadas como todo lo que toca la lluvia afuera. Hoy me
hace cosquillas mi centro al escuchar cada gota que cae en la hojarasca que me
trae al recuerdo tu infinita fuente que saca lo inagotable de la mía al
unirse las dos en un duelo de chorros danzantes sincronizados con el vaivén de
nuestros cuerpos y nuestros alaridos desgarradores que se escapan tortuosos de
nuestro ser mientras intentas meterte más profundo en mí mientras yo intento rascarme
empecinadamente esta lujuria creciente contigo. Hoy llueve afuera y mi ser se
desborda como los riachuelos aledaños; corre mi hambre calada y me doy consuelo
con las caricias que puedo sacarle a mis manos que intentan hacerte la
competencia pero que no logran recrear cómo me abates. Hoy llueve afuera y mis
pechos no cesan de buscar lo mojado de tu boca y el amarre de tus manos que los
esculpen con fuerza mientras los degustas insaciable como intentando calmar una
hambre vieja y eterna. Hoy llueve afuera y mi pelvis no logra parar de agitarse
para que mi sexo pueda rozarse con cualquier cosa que le pueda brindar un poco
de consuelo. Hoy rechinan mis dientes y mis ojos solo ven tu estampida que se
vuelca sobre mí en mi pensamiento; en esta fantasía
grave infectada de tu esencia que aún puedo olfatear desde mi sexo que ha
quedado impregnado con el tuyo. Hoy llueve y mi cama se mece al ritmo de mi
danza erótica que bailo en tu honor. Hoy llueve afuera y no pararía de azotarte
hasta tatuarte mi nombre en tu sexo; hasta drenarte la vida en cada convulsión que
te cause obstinada; hasta que hayas muerto tantas veces que no puedas
levantarte de tu fosa jamás.
viernes, 13 de abril de 2012
Desnúdate!
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Quiero que te
desnudes ante mí, lentamente, mientras clavas tu mirada en mis
ojos que se atragantan de ti, voraces con un hambre enferma, antigua y eterna. Quiero
que te pares ante mí mientras me regocijo en tu presencia con mis
manos y quiero que juegues con cada botón de tu camisa haciéndome enloquecer
con la agonía de la espera de lo que revelará tu desnudez todavía
incipiente. Quiero que te presentes como dios ante su súbdito y me pidas mi
adoración empecinada, doblegándome a tu voluntad, obligándome a cumplir tus
mandatos, exigiéndome a que me doblegue ante tu poder; ese poder que ejerces
sobre mí sin permitir excusas o pretextos. Quiero que te quites lentamente tu
camisa, revelando tu pecho que muestra tu respiración agitada y la conmoción de
tu excitación que intentas suprimir pero que se revela ante mí con
cada centímetro de piel que me muestras. Quiero que no quites tu mirada de mis
ojos y muerdas tus labios mientras me ves fogosa y desesperada cómo me
esculpo el cuerpo por fuera y por dentro ante tu imagen divina que se revela
ante mí tan temido y tan deseado. Quiero verte tocar tu dureza por encima de tu pantalón
que ya no te puede contener, del cual quieres despojarte de un tirón, el
que aprieta tu órgano viril que quiere reventar en un color tornasol y
derramarse en mi cara que te mira enrojecida de una sensualidad voraz que sale
como filos cortantes de mis ojos. Quiero ver cómo se cierra el pequeño espacio
que queda entre tu pantalón y tu erección extrema que continúa
creciendo y cómo comienzas a desabotonarlo para mostrarme tu
providencia omnipotente en mí y tan obscena, gotereando su deseo que lo
hace brillar en su boca que quiere escupirme y vomitarse en mis senos y en mi
nombre de mujer también derramándose a borbotones cumpliendo el designio que le
has impuesto. Quiero que bajes tu cremallera y saques tu astro que como
guerrero en pie de lucha me llevará a la batalla sangrienta en el olimpo del
cual seremos los dos expulsados momentos después. Quiero que te bajes el pantalón
y te quites tu calzón, mostrándote en toda tu gloria alto y largo, levantado
y duro, en atención total para mí; tus tres ojos mirando mi carnosidad
resbalosa y llena del vapor que me causas. Quiero que me ataques con fiereza, destruyendo
mis últimas reservas hasta poseerme con tu altísimo poder, volviendo mi nombre en
el tuyo mientras intento apagar tu fuego infernal con mi caño roto,
ahogándote con mi orgasmo tan desbordado y copioso que te empape entero. Quiero
verte desnudo, sentirte desnudo, y tenerte desnudo dentro de mí, duro
durante la guerra con mi cuerpo y blando cuando la pierdas.
jueves, 12 de abril de 2012
Sabes...
Sabes dónde
estoy y lo que estoy haciendo mientras en ti pienso. Sabes cómo
reacciona mi piel al pensarte, al recordar lo que tú y yo sabemos, lo que
hacemos cuando estamos a solas el uno y el otro, tú contigo y yo conmigo,
cuando nadie nos ve. Sabes cómo me toco y me acaricio y los respiros
que salen de mi boca que se llena de tu sabor nuevamente; ese sabor que nunca
se va de las comisuras de mis labios por las cuales te encanta pasar tu lengua
y saborearlos con novedad. Sabes cómo se llena mi boca de ese sabor a tu
saliva, tu sudor y tu leche viscosa y caliente que sale de ti indomable; ese
sabor que se ha quedado perennemente morando en mis encías, en las paredes de
mis mejillas, en mi garganta y en mi sinhueso, como tatuaje imborrable. Sabes cómo llevo mis dedos a mi boca y juego con
ellos, sintiendo mi lengua en sus puntas lo cual hace a mi sexo cosquillear y
me trae al recuerdo cómo me encanta que violes mi boca con tu miembro convertido
en piedra encontrando cabida en mi boca ahogada que te moja cuando me sofocas
al chocar con mi garganta y dejarme sin aire. Sabes lo que hago con mis manos
cuando mis piernas, aun al cerrarlas y frotarlas contra mi centro, ya no pueden
consolar la excitación roja, oscura y dura que sale de mí, suplicándome que la
acaricie con mis manos llenas de mi saliva que compartimos tantas veces. Sabes
cómo se endurecen mis pezones al pensarte y cómo te esperan erguidos,
atentos; llamando tus ojos, tu cara y tu hambre para que los devores con esa
furia de siempre, con ese apetito tuyo que nunca se calma aun cuando intentas
tragarte mis senos enteros y a pedazos. Sabes cómo me derrito, así como
magma ardiente a la roca, y cómo me corro como riachuelo sin cauce en
plena lluvia al agitar mi pelvis y hacerla chocar contra mis manos mientras
comes de mi pecho. Sabes qué estoy haciendo en mi cama pensándote,
imaginándote, deseándote con este deseo que como fuego salvaje en vez de
mitigarse se acrecienta con cada día que pasa con o sin ti. Sabes cómo mi
abismo desea succionarte y aprisionarte apretado, caliente y mojado, llenándote
de placer mientras te vuelcas iracundo e impío contra mí
alimentado por mis lamentos y por los maleficios que lanzo al aire cuando tu
boca le da tregua a la mía durante tu castigo impetuoso. Sabes lo que digo
metida en tu boca mientras le das una surra a mi cuerpo que tirita poseído de
lascivia y de ti; sabes que le lanzo ese lenguaje soez a mi almohada y en tu
nombre cuando te deseo a solas. Sabes lo que hago cuando no estás...
miércoles, 11 de abril de 2012
Te ordeno!
Me susurras,
moribundo, en tu último suspiro, tus espejismos proyectados en las
arenas de tu insistente y persistente agonía. Me suplicas sin pudor que te
muestre, que te dé, que te haga; que te muestre mi excitación más
alta, que te dé tu deseo hecho mujer en mi cuerpo, que te haga
las cosas que tu mente morbosa se inventa con mis sombras y mis curvas en las
que embriagado sueñas con estrellarte atropellado y violento hasta
morir de sequía desgastada. Me llamas sin aliento,
desfalleciendo de deseo, con tus manos que insistes en que simulen lo que haría
yo. Me hablas insolente, incoherente, con la respiración y la voz entrecortada
de tanto cúmulo de pesadillas y sueños entrelazados entre cielos e infiernos intensos
en los cuales te provoco ese ardor, ese cosquilleo, ese dolor, esa hinchazón que
no se da por vencida y que me trae a tu cuerpo una y otra vez. Me hablas y me
dices lo que quieres, cómo, dónde, cuándo y por qué. Me pides
que te diga yo lo que quiero de ti. Me excita tu debilidad, tu divinidad
reducida a la mortalidad que te fuerzo, tu vulnerabilidad que te causo y el
poder que sin ejercerlo tengo sobre ti. Me moja las ganas saberte angustiado y
en locura total por masticarme, por probar de mi liviandad que se ha de sentir blanda,
tibia y empapada de mi más dulce y salado néctar. Se me abre mi fosa
siniestra y pulsante ante la imagen de saberte tendido en tu cama, solo, acompañado
solo de mi recuerdo como fantasma poseyendo tu cuerpo entero mientras te
castigas con fuerza y quejumbroso, y me llamas en la oscuridad, como si gritando mi
nombre tu toque pudiese recrearme. Me hincho y salgo de mi madriguera oscura y
dormida al escuchar cómo suplicas que te diga lo que quieres escuchar
para poder vivirte esa lujuria perdida que lleva mi nombre, mi apellido, mi
cara y mi cuerpo. Me acaricio tenuemente a solas escuchándote, con una sonrisa llena
de malicia y triunfo mientras a sabiendas del efecto que causarán en
ti, te lanzo esas palabras que te enloquecen aún más hasta llevarte al
desquicie total. Me desbordo de una alegría que se palpa caliente y resbaladiza
en mi centro cuando escucho tus quejidos, tu respiración cortada, tus jadeos,
tus blasfemias y tus amenazas de lo que sería de mí si
estuviese frente a ti en ese momento. Te escucho y me sale la yo más
descarada y soez, la que anhelas poseer, la salvaje que sin escrúpulos
te da lo que necesitas para aliviar esa tensión que ya no puedes soportar y que
te ha estado matando en muerte lenta, agoniosa, dulce y placentera. Te ordeno
que te toques, cómo, dónde, cuándo y por qué. Abandonado
a mi morbo y a mi malicia, te vuelves mi esclavo y cumples mis órdenes
hasta que te llevo al borde del precipicio del cual te dejarás ir
sin marcha atrás y voluntario. Oigo cómo caes al bajo mundo, gritando, llorando
mi nombre, gruñendo, bramando, convertido en bestia herida, hasta que tu voz se
vuelve espasmo y aire de quejas palpitantes por segundos que parecen horas. Cuando
callas sé que te ha llegado el alivio en la cúspide del placer. Pero solo momentáneamente…
martes, 10 de abril de 2012
Lo que quieras...
Lo que quieras que te dé te doy, sin
reservas ni reparos, sin preguntas ni respuestas. Te daré lo que me
pidas, con la certeza del amanecer que se levanta temprano a pesar de la
oscuridad que le antecedió y al atardecer que le robó su tenue
lustre. Lo que quieras que te dé te doy, abriéndote mi alma y mi regazo, mis labios
y mis brazos para recibirte desnuda de dogmas y pretextos. Lo que quieras que
te dé te doy,
lo que sé que habita en tu mente furibunda por mi sexo hecho chispas, magma y lava
ardiente, para abrazarte tu virilidad y acariciarla con la succión de esta
corriente que te lleva hasta lo más profundo de mis pasadizos secretos, oscuros,
llenos de misterio y de miedo sudado que no logras entender pero que no puedes
parar de desear. Lo que quieras que te dé te doy, si me hablas con esa voz de amanecer ronco
y áspero, hablándole
a mis oídos a los cuales se los comen tus labios e inundas con tu lengua que
inquieta, traviesa y osada metes en cada cavidad de mi cuerpo y paseas por cada
rincón de mi piel. Lo que quieras que te dé te doy,
temblando de deseo esperando tus golpes que causan un dolor de éxtasis profundo
y me inundan en ti. Lo que quieras que te dé te doy, lo que
ves cuando me miras con avaricia que hace a tus manos trémolas y a tu
centro estoico, alerta e irracional; lo que quieres arrebatar sin hablar, solo
susurrando insultos a la vida que te ha dado ese deseo incontenible por tenerme
te doy. Lo que quieras que te dé te doy, fácil, abandonada a tus más bajos instintos
primos donde la razón no ha logrado aquietarte y quitarte esa idea enferma que
te consume y que revives una y otra vez; esa imagen de nuestros cuerpos
entrelazados, mojados y jadeantes, en salvaje lucha por llegar al infierno y al
purgatorio. Lo que quieras que te dé te doy, hasta mi última gota para
que la deglutes triunfante hasta quedar saciado. Lo que quieras que te dé te doy si me lo
pides y lo reclamas como tuyo porque siempre lo ha sido.
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domingo, 8 de abril de 2012
Rézame
¡Rézame! Arrodíllate ante mí y rézale a mi altar furtivo.
Rézame para que te bautice con las aguas del manantial cristalino que me nace
desde adentro para bendecirte y ungirte en santidad profanada. Rézame con
vehemencia, sin parar hasta que te conceda una vista a mi cielo en gloria. Rézame
arrodillado ante mí con frenesí y fanatismo ciego, sin preguntas. Rézame fiel, hazme
culto con fervor, con miedo y añorando mi divinidad furiosa. Rézame con fuerza,
suplicándome y haciéndome ordenarte lo que quiero, lo que harás, lo que serás
bajo mi hechizo y mi dominio. Rézame hasta que logres tu expiación que te
conceda con mi calma luego de mi abrupto exabrupto de fuerza y tempestad. Rézame
hasta convertirme en éter con tus oraciones, hasta que tu rezo se ahogue en mi
voraz tormenta de fuego caliente y mojado. Rézame y haz que tus rezos me entren
salpicados con tus lágrimas que en verbos ahogados salen de tu boca pagana. Rézame
y confiésame tus pecados inspirados en tus deseos carnales que me has puesto en
la piel como adorno despojado de mi divina voluntad. Rézame y arrepiéntete del
furor en el que te ha convertido mi deidad encarnada en tus quimeras lascivas
en las cuales te poseo el cuerpo débil, languideciendo por mi roce y mi dominio;
como mortal condenado a alabarme sin lograr el perdón. Rézame hasta que te
releve del suplicio y te permita entrar en mi aposento para convertirme en
mortal contigo en las lenguas danzantes de las llamas de este mundo bajo y
lleno de tentación y placer. Rézame arrodillado ante mí metido en mi edén dulce
y salpícame con tu sangre viril hasta bañarme por dentro y verla correr fuera
de mí para unirse contigo una vez más. Rézame hasta que tu verbo encarnado me
desafíe y me venza.
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miércoles, 4 de abril de 2012
Tu Voz
Tu voz entró por
mis oídos, ronca, raspándome tus palabras lujuriosas con gravedad. Se metió por
mi boca, jugueteando con mis labios, patinando en mi lengua, bajando por mi
garganta y desplazándome de humedad en mi centro que despertó abruptamente ante
el roce escabroso de tus palabras. Me acariciaron tus palabras ásperas
como lija la piel y la pusieron alerta, llena de ganas y deseo que sentí en mi
pecho duro que se levantó como soldado ante el grito del que lo rige y
dicta su destino. Caí en el vaivén de tus palabras y las mías;
insolentes, soeces, algunas ininteligibles, oscureciéndose su tono a medida que
nuestra lujuria aumentaba con cada vibración que viajaba sin distancia entre tú y yo. Con palabras me poseíste, te poseí, te acaricié. Me despertaste el
cuerpo con la fuerza atómica de un cosmos naciente que llega a su vez a su
apocalipsis. Con palabras te llevé a la gloria y me uní contigo allí. Con
palabras se inundó mi centro con desespero languideciendo entre
latidos acompañados por mis lamentos perdidos que encontraron refugio en tus
oídos. Me derretí en tus palabras que se fueron apagando mudas y
sordas mientras las oleadas de nuestro temblor unísono nos azotaron por
unos instantes para luego abandonarnos lentamente, dejando mis manos mojadas y
mi sangre ardiente. Ya el infierno nos llama y nos espera sin remedio.
lunes, 2 de abril de 2012
Provocación
De mi libro Desnuda: http://www.blurb.com/bookstore/detail/2732710
Me provoca
tu ser, olor a musgo de un bosque distante y misterioso de densa neblina que me
arropa y me posee como el hechizo encantado de una noche interminable al grito
de mis manos buscando tu piel en mi cuerpo. El recuerdo se escapa en un suspiro
lleno de deseo que se mete en mi boca nuevamente impregnada de la evidencia de
la saliva de la tuya y tu sudor en mi lengua cuando te recorre el cuerpo como
serpiente acechando el alimento que luego tragará por entero hasta saciarse
enferma. Anhelo ese caminar que recorren tus dedos sabios que conocen mis
repartos y los pliegues de mis contornos tan conocidos y tan nuevos para ti
cada vez que el fuego del deseo te
ordena que me traigas a ti sin protestas. Aún siento el gancho poderoso de tu
abrazo que duele de placer y me aprisiona sin necesidad pero con furia para asegurarme
a merced del morbo de tus deseos primitivos de los cuales soy recipiente llena
de gemidos, jadeante y voluntaria. Buscas la evidencia en mí de que quiero y
deseo tu castigo inexorable y encuentras el paso abierto hacia la cumbre de mi
esencia en mis adentros suplicantes de tu abrupta y furiosa entrada. Sin
control se agolpan ahogados y estruendosos alaridos en mi garganta que salen de
mi boca en locura total y desenfrenada. El recuerdo de tu peso en mí pesa sobre
mi alma que estalla a la vez que mi centro, corriéndose demente, inventándote
cada vez que el pulso acentúa las ráfagas de pasión que me consumen desde lo
más alto de mi ser.
Tus
recuerdos me torturan de angustia y placer. Con dolor, risa y llanto te llamo. Me
provoca ser tuya hoy…
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