miércoles, 22 de julio de 2015

Cuando comes mi boca

Me comes la boca, vorazmente, como si fuera tu último bocado o el primero. Pruebas mis suspiros que salen cuando jadeante cortas mi respiración con tus besos violentos, totales, implacables, que se devoran mi saliva, mi lengua y mis labios hinchados. Recorres cada recoveco de mis besos, los cuales te devuelvo sin pensar. Tu boca tan suave y mojada cubre la mía, la escarba y explora con devoción mientras plantas tu lengua en mi lengua hambrienta y curiosa. Dejo escapar un quejido cuando masticas mis labios y yo los tuyos, arrancándome convulsiones que nacen desde mi centro ardiente que se incinera más con cada lamida que me das. Acaricias mi boca con la tuya, espetándome tus suspiros en mi aliento mientras absorbes los míos los cuales intentan devolverme mi aire que te has fumado en cada beso. Me aprisionas con tu cuerpo mostrándome la evidencia de tu lascivia para azotarme otra vez en una embestida de gemidos entrecortados en mi boca hasta que desfallezco y me doy por vencida, pero solo por un instante. Cuando sonríes victorioso, me trago tu risa en un ataque violento a tu boca perversa, poseyéndola con altivez. “Me encanta el sabor de tu boca”, me dices con voz ronca mientras me halas con fuerza hacia ti para continuar tu paso huracanado por mi cuerpo. Terminas en mi boca luego de tragarte hasta la última gota de mi pasión pulsante y mojada, mientras me das a probar mi néctar mezclado con tu saliva, los cuales bebo insaciable. “Viviría para besarte”, me dices. “Yo te dejaría”, respondo entre besos. 

Foto: www.freedigitalphotos.net