lunes, 26 de marzo de 2012

Nuevo Cielo



Estoy en busca de conocerte en tu faceta de dios encarnado para profanarte y llevarte a los infiernos de agonía y tortura que te destronaran del cielo y formaran uno nuevo en la lujuria de nuestras pasiones que ya no se pueden detener. Quiero arrebatarte cuando menos te lo esperas, inusitado y resistiéndote con una resistencia falsa con la que esperas redención a tu pecado ya cometido en tu mente llena de mí. Así como poseo tu razón y tu cuerpo sin haberlo tocado aún, te llevaré al suplicio de abdicar a tu trono venerado para que bajes a comer con las furias que me acarician y me masturban
el cuerpo mientras te miro. Voy a acecharte y a mostrarte la dulzura del placer de este infierno nuevo cielo y a seducirte con mi olor a musgo, a bosque, a tierra vieja y nueva, conocida en tu creación pero desconocida para ti. Te despojaré de tus vestiduras con la lentitud de la eternidad para que conozcas mis manos y cómo te recorren para aprenderse cada espacio de tu cuerpo. No dejaré rincón sin explorar y sin reclamar para mí; te irás todo al infierno conmigo; cada vello, cada poro, cada capa, cada parte de todo tu ser y sentirás cómo despiertan y viven tus espacios dormidos, los muertos, los que no tenías conciencia de que moraban en ti y los que te inventaré nuevos. Te haré consciente de tu divinidad y de tu mortalidad, ambas entrelazadas en una maraña sin principio ni final. Te quemaré en la hoguera de gritos, sentidos, sensaciones, sentimientos, aullidos, gemidos, llantos, altos, bajos, duros, suaves, secos, mojados, idas y venidas hasta que mueras en tu forma actual y renazcas otro. Me tragaré tu esencia entera, me la untaré como ungüento
en cada recodo de mi cuerpo, la llevaré a mi boca y jugaré con tu sabor hasta que pase por mi garganta, se me una a la sangre y se plasme en mi memoria, hasta que me des todo lo que hay en ti y más. Meteré tu hombría en mí con hambre, con ganas, con urgencia, con ferocidad, con fuerza, con violencia, con descaro y conocerás cada uno de mis altares en los que puedes jugar despreocupado y feliz. Me probaré de tu boca, de tus dedos, de tu sexo después de cada visita a mis fluidos. Te bautizaré con un nuevo nombre que cambiaré por el mío el cual dejarás escapar en suspiros, gritos y rugidos tantas veces que no se te olvidará jamás. Conocerás mis perfumes y haremos uno nuevo con nuestras salivas, jugos, sudores, feromonas, el olor de nuestras
pieles y nuestros alientos, e impregnará todo nuestro ser y nos llegará al espíritu. Vivirás en el infierno convertido en tu nuevo cielo rogando por saciar estas ganas interminables como infinito que como hogueras te quemarán en fuego eterno. Me derramaré en tu cara, en tus labios, en tu lengua, en tu pecho, en tu sexo y vivirás el resto de tus días con mi esencia en ti y en suplicio de placer y deseo por más.

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